En el capítulo anterior, discutí el tema de los movimientos políticos de “tercera posición” actuales, sin embargo, no esperaba que me dieran la razón tan pronto con sus acciones: literal un grupo de menos de veinte ancianos yendo a cantar el himno nacional frente a la catedral metropolitana mientras dos recreacionistas hacían cosplay de soldadito y uno más se ponía a tratar de “marcar compás” con la mano, imitando de forma ridícula a un maestro de música de secundaria. Todos marchando con la bandera como si fueran parte de la escolta escolar.
Pero hay un grupo de gente que es todavía más vomitiva, posiblemente relacionada con los mal llamados tercerposicionistas: los derechistas políticos en general.
La derecha reaccionaria, el títere guiñol perfecto que baila al ritmo del titiritero, cuyo brazo tienen hasta lo más recóndito del trasero: los empresarios, los políticos y la iglesia. Monos con traje de soldadito que tocan los platos al son que les pongan, leña mojada directamente puesta en la llama extinta.
Se que los has visto, aunque sean escasos siempre hay un amigo así en cada grupo, imagínatelo:
Enclenque, pero le encanta fingir que hace ejercicio, o se siente muy combativo tomándose fotos con armas de airsoft y equipo táctico comprado en MercadoLibre, pero que en una situación de peligro será el primero en correr antes de pelear.
Piel color cartón, pero siempre se sentirá español, o abanderado de occidente, férreo defensor de las culturas europeas, aunque su cráneo compacto, su piel oleosa y su nariz corta gritan CAMBUJO u otra casta que, si España dominara, sería el peldaño más bajo de la pirámide.
“Católico apostólico y romano”, al menos de nombre, porque ni siquiera tiene completos los sacramentos ni conoce al menos la doctrina de la religión que dice profesar, repite como imbécil que es un soldado de dios y soñaría ser un caballero cruzado (véase el primer punto). Estoy seguro de que el mismísimo Cristo [que, por cierto, fue un revolucionario agitador] le escupiría en el rostro y en su farisaica conducta al verlos defender una institución que desde hace mucho abandonó sus mismos principios en pos de alcanzar a más gente. *Puntos extra si les preguntas que opinan de la infalibilidad papal.
Terriblemente privados de afecto femenino, pero lo justifican con que el sexo premarital "es pecado" (ver punto anterior) o si no, por ser MGTOW o seguidores de Jordan Peterson.
Absoluto partidario de los gobiernos neomacartistas que buscan someterlo, porque no hay más grande lamebotas que un derechista. En pos del orden no le importará defender a un gobierno que mate estudiantes de su edad, o que reprima revueltas populares a punta de bayoneta, siempre y cuando “defiendan la familia tradicional”, no importa que los que están en el poder lo vean como una cucaracha más para pisar a fin de ganar plata justificándose en que “hay que vencer al horror rojo” aunque dicho horror se murió con el siglo pasado.
Cercanamente ligado al punto anterior, terminan siendo creyentes del libre mercado, siempre apoyaran medidas gubernamentales que le den en la madre a su propia forma de subsistencia o de sus familias, aun si son niños pendejos que nunca han tenido que trabajar en su vida o godinez miserables que abrazan la narrativa de que algún día serán millonarios, aunque no levanten un dedo para siquiera dejar de ser esclavos asalariados y poner un negocio propio.
Esta gente no tiene un ápice de esperanza, son casos perdidos. Más allá de simple gente confundida, son enemigos.
Al final, por mucho que defiendan la cristiandad, los valores tradicionales, el “orden y el progreso” y a las figuras de autoridad del siglo XVIII, por más “reaccionarios” que se consideren y canten a los cuatro vientos que evitan las drogas y los vicios, siempre resultan ser los más degenerados entre los degenerados: otakus obsesionados con monas chinas, masturbadores compulsivos, homosexuales de closet, pederastas potenciales y aspirantes a políticos que no dudarían en vender a sus madres por un poco de reconocimiento, fama y poder.
Históricamente lo han hecho, no hay motivo para creer que cambiarán con las épocas.
Kruttz
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