La
animación es arte, eso lo dijo Guillermo del Toro refiriéndose a su película en
stop motion Pinocchio y es la frase que usan hombres adultos para justificar por
qué se ponen a ver caricaturas de Disney y comentarlas (hablando bien o
quejándose) en sus cuentas de twitter o en sus canales de YouTube.
Esto
puede ser verdad y puede haber animaciones que sean arte, algunos me dirán las
películas de Estudio Ghibli, por citar algún ejemplo y si podemos estar de
acuerdo y podemos disfrutarlo, pero somos tempestistas y vamos a irnos a lo más
radical.
Entiende
esto de una vez; ya deja de ver caricaturas, tienes casi cuarenta años y estás
viendo pinches caricaturas de Disney Plus, Netflix, Nickelodeon o el canal que
sea, no importa lo que diga Guillermo del Toro o el youtuber reseñador de
caricaturas progresista, la animación no es arte, es solo entretenimiento para niños
y adolescentes, tu únicamente usas eso de la animación es arte para justificar
estar viendo caricaturas.
Esos
mismos adultos defienden sus caricaturas de la infancia, afirmando que les
enseñaban lecciones ¿Cuáles lecciones de vida? Mientras tus caricaturas te
“enseñaban lecciones de vida”, Nickelodeon solapaba a un pedófilo obsesionado
con los pies de los niños y otro que paseaba a su novia de doce años en los
estudios sin que a nadie le pareciera extraño.
En
este punto me van a decir que existe animación para adultos, si ¿Y qué? La
animación para adultos, hace tiempo dejo de serlo y ahora es para hordas de
adultos infantilizados, viendo caricaturas con “humor inteligente” pero el cual
es solo humor de escusado para hacer reír a adultos con mentalidad de niños de
secundaria y que lloran en Twitter porque Netflix les cancelo sus caricaturas
de mierda.
Al
punto al que quiero llegar es que embruteces tu mente mirando caricaturas, la
animación no es madura, no es arte, mira al público adulto que ve caricaturas,
son adultos en una niñez perpetua, una parte está llorando en twitter porque
una caricatura de Disney es “woke” o porque un personaje femenino tiene una
mínima participación en una caricatura. La otra parte se traga toda la basura
que estas corporaciones de entretenimiento les dan, sin cuestionarlo.
El
ver caricaturas es síntoma de una civilización que se niega a crecer, quiere
aislarse en su espacio seguro viviendo de la nostalgia ¿Por qué crees que hay
tantos reboots de las caricaturas ochenteras? Ya no son para entretener niños,
sino para perpetuar la infantilización de la sociedad.
Mirar
caricaturas es un desperdicio, tu imaginación, tu infancia le pertenece a un
montón de compañías que pertenecen al homoglobo y mientras tu miras tu serie de
animación, esperas la siguiente temporada, ese mismo homoglobo ya gentrifico tu
vecindario.
No,
las caricaturas de Disney noventeras no tienen ningún sentido o mensaje, eso lo
cree el youtuber gordo y barbón que le dedica un video de casi media hora.
¿Quieres
ser ese tipo de hombre? Nadie quiere, entonces deja de ver esas pinches
caricaturas.
Ese
tiempo que inviertes en ver caricaturas, jugar videojuegos, lo puedes invertir
en ti mismo, haciendo pesas, escribiendo tu propia obra de arte, escribiendo tu
propio comic, meditando, practicando alguna corriente mágica, escribiendo y
componiendo música, crear tu propia cultura para salir del homoglobo.
El
culto a las caricaturas, la cultura geek, la cultura otaku, la cultura pop, nos
nublan la mente y nos impiden vivir y sentir la experiencia del mundo, distorsionan
nuestras ideas y nuestra mente, atestan nuestro cerebro de ruido e imágenes,
que nos impide tener una vida plena.
Escalar
una montaña con tus compas, ir por unos pulques con tu grupo de compas o pegar
propaganda contra la gentrificación en las calles de la Condesa, son cosas en
las que invertir mejor tu tiempo que ver caricaturas y quejarte de ellas en
Twitter.
En
pocas palabras pisar pasto; en Tempestor 3 publique un artículo llamado Destruye la cultura pop, abordando la
necesidad de destruir toda la cultura pop y geek de origen yanqui, la animación
occidental (y la oriental también) estaría incluida en esto.
Libérate
de la animación que esclaviza tu mente, mata a tus personajes de la infancia,
destruye sus mundos animados, únete a la vanguardia tempestista o crea tu
propia vanguardia artística.
O
ignora este escrito, acúsame de ser un facho amargado y quédate engordando
mirando otra caricatura de Disney genérica con dos morras de secundaria
lesbianas teniendo aventuras en otro mundo mágico genérico y con un mensaje de
amor, tolerancia, bla, bla bla. Mientras sigues siendo un adulto fracasado con
una niñez eterna.
Max Vindex
basado
ResponderBorrarY la de hacer teorías de chamba te la sabes
ResponderBorrarxd no puedes culpar a las caricaturas, si eres un fracaso como persona, es a causa de tus decisiones, adultos infantiles existen desde hace tiempo, las caricaturas solo son un arte que expresa el sentimiento de estar vivo, no puedes culpar ni al arte ni al capitalismo de que hayan tantos adultos infantilizados duh, la solución no es tan simple como: "deja de ver caricaturas, te nublan la mente"
ResponderBorrarDe alguna forma radical, estoy de acuerdo, pero si quiero ser generoso, pues tomaría ese arte infructuoso como parte de tu vida misma y no un especie de escapismo barato y fácil, con ser “parte de tu vida” aludo al hecho de que son consecuencias de “entretenerse” de alguna forma o la recompensa de un hábito, un estímulo para recompensar ese esfuerzo que hiciste en hacer algo más productivo.
ResponderBorrarClaro, si hablamos de un consumidor “responsable” y no de un tarado consoomer que no cuestiona ni el pan que va a llevar a su boca, al menos eso es algo que los “criticos de animación” (dios que cringe da escribir eso) son analíticos y no tan permisivo con lo que consumen (ojalá todos fueran normales pero se que aquí se alaban a los autistas con pasión).
También leo una pequeña contradicción con que “dejen la cultura pop” mientras que lo productivo en una de esa nomenclaturas, mencionas lo de “crear un cómic” se que el enfoque fue algo como “preferible ser creador de arte que consumidor de arte” pero ellos también son consumidores de esa “cultura” que los hace odiar las tendencias y crear sus nuevas corrientes artísticas como respuesta. Pero no soy cínico y debo de admitir que no todos los consumidores, ni la mitad de ellos, van a tener la oportunidad de de oro no solo de ser creadores de arte, sino que fungan como una contracorriente adhoc de las tendencias nocivas del medio.