Esquizofrenia: La esquizofrenia es una enfermedad mental grave. Se trata de un desorden cerebral que deteriora la capacidad de las personas en diversos aspectos psicológicos como el pensamiento, la percepción, las emociones o la voluntad. Precisamente por su carácter degenerativo y porque se observó que se iniciaba en edades muy tempranas, se la denominó «demencia precoz» durante un tiempo. Luego se sustituyó esta denominación por la de esquizofrenia, como la llamamos actualmente, y que etimológicamente significa «mente escindida». Con este término, se quería subrayar las alteraciones en el pensamiento que presentan estos pacientes. La esquizofrenia es una enfermedad que presenta muchos y variados síntomas, pero ninguno es específico de ella, sino que también pueden estar presentes en otros trastornos mentales. Además, los síntomas en su mayor parte son subjetivos, es decir, sólo el paciente los experimenta, con lo cual no pueden ser comprobados.
Autismo: Los trastornos del espectro autista (TEA) son un grupo de afecciones diversas. Se caracterizan por algún grado de dificultad en la interacción social y la comunicación. Otras características que presentan son patrones atípicos de actividad y comportamiento; por ejemplo, dificultad para pasar de una actividad a otra, gran atención a los detalles y reacciones poco habituales a las sensaciones. Las capacidades y las necesidades de las personas con autismo varían y pueden evolucionar con el tiempo. Aunque algunas personas con autismo pueden vivir de manera independiente, hay otras con discapacidades graves que necesitan constante atención y apoyo durante toda su vida. El autismo suele influir en la educación y las oportunidades de empleo. Además, impone exigencias considerables a las familias que prestan atención y apoyo. Las personas con autismo presentan a menudo afecciones comórbidas, como epilepsia, depresión, ansiedad y trastorno de déficit de atención e hiperactividad, y comportamientos problemáticos, como dificultad para dormir y autolesiones. El nivel intelectual varía mucho de un caso a otro, y va desde un deterioro profundo hasta casos con aptitudes cognitivas altas.
Al llevar a cabo está revisión a grandes rasgos de estos dos aspectos, es para desarrollar en el lector una pequeña imagen, la cual vamos a retorcer y sobreponer con diferentes capas y concepciones hasta darle una perspectiva mucho más moderna y adaptada a no solo la enfermedad mental, si no a nuestra conexión con el espacio tecnológico. En la entrega anterior (que agradecido me encuentro con haber contribuido en Proyecto Soma) hablamos sobre la relación ciberfisicosocial que existe en el individuo moderno con las nuevas tecnologías, dicha relación tiene aspectos particulares para cada eslabón de la sociedad tecnológica moderna, tocamos el tema de sus divisiones y hoy me quiero enfocar en la última, “las fallas”, que en todo caso veremos cómo los autistas y esquizos modernos.
Para muchos de los controlados y controladores engendrados por el sistema, las fallas son elementos nocivos a los cuales tener que controlar o mantener a raya, pues para sus adentros rompemos con la visión que la madre a sobrepuesto sobre ellos, siendo endiosados y consumiendo la basura que los controladores les ofrecen como medio de satisfacción inmediata y que le llega a su vida como placebos que no calman el mal.
Es aquí cuando se menciona lo que ambos gérmenes de esta modernidad nos ha dado, una visión completamente diferente a la que puede tener el consumidor, es justamente esta visión diferente la que nos dio la oportunidad de seguir viviendo y haciendo cosas medianamente funcionales para esta sociedad, pues nuestra participación delimitada nos ayuda a no imbuirnos en todo lo que el sistema representa, pues para la modernidad, cosas tan simples, como el amor, el sexo, la sabiduría y la muerte, son elementos a los cuales se les saca un beneficio económico, se nos ha visto como materia prima y explotadores, en pos de las necesidades de unos cuantos, y es aquí cuando el autista, apto para ser líder de sí mismo y de su existencia, dice basta y con los medios que el sistema pone de manifiesto, permea la realidad con su perspectiva, con los dibujos y escenas dantescas.
En el último tiempo la concepción de todos estos elementos han venido de la mano de Nick Land y otros autores que veían este aspecto apocalíptico basado en todas estas novelas de ficción, con agentes tecnológicos, drogas, sexo y prostitución, pero desde nuestra perspectiva, es abordada esta cuestión fundiendo ambas, sin un concepto político tangible y real, al menos desde estos momentos, en los que el poder pasivo solo calla nuestras voces, de ahí que nuestra intención vaya imbuida en varias capas distantes unas de otras, cosas que ya mencionamos antes en Cráneo Negro en el texto “Realmente soy un NPC” donde damos las herramientas para hacernos pasar por otro elemento masa de esta sociedad moderna, cosa que complementamos en el “Simposio de un NPC”, aquí nuestra idea es tomar todo tipo de vanguardias, artísticas y filosóficas, pues a ojos del sistema somos herramientas de producción, carentes de sentimientos y potenciales criminales seriales, pero puede ser cierto y no, depende de la falla, del entorno, nuestra resolución recae en tomar el día como un elemento particular y alejado del aspecto que le dan los teóricos y cualquiera que genere una visión moderna, crear nuestros propios conceptos, jugar con las nuevas inteligencias artificiales, cometiendo el suicido artístico, tomando las pinturas del rancio burgués y volviéndolas la prostituta más deplorable, convirtiéndonos también nosotros en los hippies espirituales, sin caer en sus tentativas, modificando sus ideas y conceptos con desinformación proveniente de nosotros mismos, dicha información tendrá que ser convenientemente sobrepuesta con la que ellos tienen por la educación con la que han llevado su vida.
(En pos de continuar con mi alegato, al menos para no sobresaturar este tratado, lo continuaré en Cráneo Negro, espero le den seguimiento.)
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