“Estoy preso de mí mismo, no habrá fusión milagrosa, he errado en el blanco de la vida. Son las dos de la tarde”
M. Houellebecq. Ampliación del Campo de Batalla
Primera parte: Acto
Joven trasciende el terreno para adentrarse hacia las puertas del inframundo.
Se acabó, punto final... considero esto mi testamento, se terminó, fracase en el arco de mi vida, no puedo más. Ya acabó la competencia, estoy viejo, perdí...solo dos veces he llorado de forma autentica, cuando nací y cuando escribo esto, sinceramente sin razón alguna...aquí se acaba el llanto, la vida y la muerte. De todas las veces qué muero, está es la última.
Camine y camine bajo la lluvia... se termina, termine muerto por cáncer... cáncer en el alma, poco a poco se marchita y se pudre, como un enfermo de esquizofrenia revolcándose en sus sabanas, como un postrado sin poder moverse, anhelando tocar el pasto entre sus pies... Como el amante torturándose con sus pensamientos. Maldita sea la cabeza, tengo qué cortármela, ya me ha crecido demasiado.
Causa de muerte: falta de belleza... ya no hay más belleza para mí. Siempre perseguida y acosada, desde la primera vez que la vi y ahora: rechazado, de igual forma termina igual qué siempre, rechazado. Para mí es muy claro, todas las guerras, todos los frentes, todas las batallas perdidas, a escapar al bunker y se acabó.
Ahora lo entiendo, yo siempre fui fiel a un solo amor, a una sola dama... y cuando la volví a ver, caí rendido, esto es una historia de amor... y como todas es trágica. Se terminó... soy el novio de la muerte y con ella he de reunirme. No importa lo mal que lo haya hecho, lo mal que me porte, ella lo justifica todo, la muerte lo redime todo, no hay mayor servicio ni sacrificio. No hay héroe que no sacrifique lo que más ama, y si no puedes disponer de lo que más amas, entonces solo sacrifica lo único que aún posees, yo ya no me pertenezco... solo mi cabeza lo hace... no tengo cuerpo... solo cabeza, es hora de ir a desposarme.
¿Qué dicen ¿No lo soporté? ¿No tuve tiempo? ¿Me precipité? ¿Fallé? ¿Me hizo falta coraje? No, no, no para nada mis amigos... aquí termina la carrera, al menos la que yo puedo brindar. Nunca pude más, no significa que no esté de acuerdo con ustedes... claro que hay faltas... no hay fuerza universal, es la que te toca y ya... y así debe de ser, no soy el más fuerte, no para esto, y sin la belleza a mi lado, a mi
alrededor, sin ella no tengo más agallas más que para salir corriendo bajo la lluvia. Qué la naturaleza sea la juez y la selección natural el verdugo.
Hay algo mal en mi... la vida me ve el anillo de compromiso de la muerte y se aleja de mí, creando una esfera de protección, de inmunidad... que repele alrededor y destruye lo bello, es una marca, es un rasgo, es un destino.
No puedo hermanos, de verdad no. Tengo argumentos mientras camino hacia fuera de la avenida y observo las multitudes desintegrando su forma... tengo argumentos... y es que la belleza existe fuera de mí y a mis lados, en todos lados, pero no conmigo... les dije punto final y se acaba... no hay revancha... no esta vez.
Diviso un gran puente peatonal de acero... pintado de verde con grandes columnas de hierro fundidas y extendidas a lo largo del eje de tránsito... subo y mi cabeza me pesa... no aguanto... la quiero perder.
Segunda parte: Consecuencia
Los grandes mártires, los profetas, los hombres de espíritu, tienen una madre en común: la derrota. Tienen una amante preferida: la miseria. Ya nada humano me es semejante. No perseguiré los frutos ni placeres mundanos. Hoy me paso al otro mundo encarnado en un ángel de pureza.
Hoy mis vecinos son los muertos y los dioses. El ayuno comienza, seguido del celibato absoluto, pasando por el silencio atroz, culminando en el fanatismo único, la única salida y el único objetivo: estar de pie en un mundo en ruinas.
Me deleito: todos los esfuerzos del Dharma hoy se presentan. Traer a esté mundo a la madre tempestad, venir el caos, castigar al sol, apagar las luces, exprimir el aire, destruir y aniquilar el mundo moderno.
Los grandes mártires, los profetas, los hombres de espíritu, no viven ni mueren... renacen. Un soldado y un santo siempre van a preferir las lágrimas que el pecado.
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