lunes, 15 de agosto de 2022

Epístola a los disidentes. Por Trobador


Hace ya un tiempo cuando leí el artículo de Kruttz en este blog respecto a los movimientos políticos, no pude evitar sentir cierta simpatía, como también cierta necesidad de objetar frente a los puntos esbozados por el mismo.

Comencemos por algo principal que siempre noté en el ideario entre estos círculos, el querer jugar con las reglas jacobinas (violencia) o girondinas (partisanismo) la política, pensando que solo así se puede conseguir triunfo cierto en el mundo moderno cual hemos nacido. Mientras ciertamente eso es la primera ilusión, mucha gente olvida muchos detalles importantes. Como quisiera comentar ahora, más que nada que incluso esa clase de partidos piensan que viviendo haciendo marchas es el único modo cual pueden sobrevivir. Cuando incluso lo que llamaríamos partidos tradicionales no lo hacen, al haber aprovechado este concepto mágico llamado cuerpos sociales intermedios para extender su vida. 

Ciertamente es una tontería no decir que la violencia en la vida política siempre será necesaria, como ofensa o defensa, pero esa violencia tiene que tener cimentos, una legitimización tácita, sino pensemos como esas turbas lograron arrasar Chile o Estados Unidos, por la mentalidad popular modificada mediante  la ingeniería social de ciertas agencias públicas o privadas, y que consecuentemente la población acepta ese mito.

Pero justo en ese momento se nota su mayor debilidad de los mismos, a diferencia de estructuras en las agrupaciones políticas pre-modernas o que intentan/procuran funcionar de ese modo (agrupaciones de activismo religioso o intereses de clase trabajadora o comercial, que siempre serán comprometidos a lo moderno cuan bien o mala sea esa cooperación) tienen poca cohesión o lealtad, al menos que se le ponga una suerte de metafísica para unirlos(muchas veces siendo la lealtad al grupo cual les dirige, buscar enemigos internos, o una suerte de religión secular, pueden ser ambas al mismo tiempo, como se puede ver en el “culto” a los CEOs), eso mismo hace que entre ellos se encierren y tengan ciertos atropellos en como mandar a sus grupos, en nuestro caso hispanoamericano se nota en el populismo o burocratismo de muchos partidos, al igual que en volverse clubes sociales de leguleyos o cierto sector boomer, que incluso detentando ese poder, lo dejan estropearse o ser usurpado por elementos contrarios.

Ya que hemos hablado de sus respectivas estructuras sociales que causan eso, es turno ahora de revisar, el por qué también usualmente la disidencia, a pesar de buenas plumas, no llega mucho, y siento necesario mencionar que no es un fenómeno que solo ocurre entre nosotros, es un defecto también visto entre la disidencia angloparlante(cabe recordar las diferentes peleas entre las culturas vitalistas, nrx, orx, monarcolarperos y normiconservadores, pero tal vez esas anécdotas para otro título vendrían bien) donde los defectos expuestos pueden ser igual de nefastos.

Ya que vine mencionando todas mis observaciones mas agrias creo que es el momento de sugerir modos de solucionar aquel problema, ciertamente no son dogmas de praxis, mas solamente una suerte de puntos que a quienes vean esto puedan servir.

Ya no vivimos en los contextos de crear grupos de choque en masa (no significa desestablecer los ya creados y que sirven, pero con discreciones como florecer comunidades con ellos), pero más que el espíritu de la milicia, deberíamos atender más el espíritu de comunidad, que en realidad es el baluarte de lo que llamaríamos “militancia política” , al menos el pre-liberal (recordemos el municipalismo o la cultura de la asamblea que es tan antiguo como el ser humano mismo), como también en que un partido idealmente no tendría un ideal, sino ceñirse a intereses de la comunidad (sin caer en estupideces como separatismo, el objetivo es restaurar la comunidad política, en palabras simples la nación). Y como cité en un articulo anterior en mi blog, atender a la realidad que la sociedad siempre será estratificada, no todos serán lideres o grandes oradores, lo que nunca desmeritará que haya gente que instruya. Incluso lo más mínimo da preparación y coherencia para nuestro futuro.

Aunque eso nos topa con otro tema, lidiar con sectores políticos superiores y/o académicos. No les digo que vayan a ser catedráticos o regidores regionales (pueden serlo si creen ser buenos nadando contra la corriente, que Dios les oiga si es así), mas , por la burocracia excesiva moderna, es un ritual necesario para que ciertas ideas que uno desea propagar puedan ser escuchadas con  “seriedad”. Igualmente en lo político, ciertamente estamos en las peores eras para hallar a un político con moralidad(con muchas honrosas excepciones) , no implica no buscar su cooperación, no para lanzarse, pero para convencer el financiar programas que serán útiles como proyectos de largo plazo, mucho mejor si construyes redes entre ellos(hágase valer de eso objetivos menores que pueden dar brotes a algo mayor)

Considero así, mi respuesta terminada

Trobador.

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