jueves, 28 de julio de 2022

Gula y Lujuria a los placeres de la carne. Por Tzinacan Negro

No creo que haya peor infierno que el que uno va construyendo con sus propias acciones y eso lo he visto bastante en putas, drogadictos, marimachas y jotos. 

He visto maricas y lesbianas que poco a poco o rápidamente se vuelven esos enfermos mentales castrados y mutilados llamados "transexuales" que se vuelven adictos a las drogas y destruyen totalmente su vida y las de sus familias, que finalmente optan por acabar en la indigencia o le dan fin a sus patéticas vidas. 

He visto putas que su narcisismo e interés en la riqueza material les nubla tanto el juicio que acaban siendo "la mercancía" de algún narcotraficante o sicario que al final las desecha como basura en una bolsa de plástico negra arrojándolas a algún baldío, porque estás tontas putas creyeron que "las tuneadas patrocinadas" (cirugías plásticas) sólo se pagaban con su usada y sucia "verija" o con su sucio culo.

He visto drogadictos acabar ahogados en su propio vómito, tendidos sobre sus propios orines y mierda o siendo reclutados como carne de cañón de carteles o volviéndose rateros acabar como cadáveres grotescamente mutilados en las morbosas fotografías de los periódicos de la ciudad con titulares chuscos.

No hay mejor forma de destruir a un imbécil que fomentarle un vicio y hacerle creer que con el mismo, se vuelve especial y "empoderado".


El Mundo de las Ilusiones y deseos atrapa y corrompe la mente de los débiles, los convierte en esclavos autófagos que sacrifican sus cuerpos a un Dios de lujuria del excremento vil. Quizá es una muestra Divina, Demoníaca o Fenómeno de la Naturaleza  que se deshace de seres destructivos carentes de  autocontrol, quizá más bien a La Cura de un cáncer hediondo llamado Babylon.

Tzinacan Negro

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