¡Que me bese con los besos de su boca!
Tus amores son un vino exquisito, suave es el olor de tus perfumes, y tu nombre, ¡un bálsamo derramado!
—Cantar de los cantares 1:2-3
A la poesía religiosa la promueven secretos ritos de la memoria.
Uno de los libros de la biblia que, visto por encima, causa cierto desconcierto al neófito es el cantar de los cantares.
¿Por qué un libro de estos tintes está dentro de la biblia?
Si bien la primera lectura nos habla de un canto de amor desbordado entre una pareja. En una segunda lectura nos daremos cuenta de que esta unión asemeja al amor que Dios siente por el alma, su amada.
Este tipo de lenguaje usado en este libro cimienta las bases de toda una tradición que vendrá de la mano de los poetas místicos. De esta escuela de poetas hablaré de dos vertientes, los Sufíes y los Católicos, ambos de herencia abrahámica.
Lo místico
Coloquialmente, hacemos uso de esta palabra para hablar de algo mágico o sobrenatural, sobre todo si tiene que ver con alguna que nos es ajena, pero en un sentido estricto se refiere a un sentido espiritual especifico: la unión íntima del alma humana, en vida, con lo sagrado (la divinidad). Esta unión suele manifestarse como visiones o estado alterados de la conciencia.
Mística católica
El éxtasis místico en la poesía Católica es en esencia una profunda experiencia amorosa: quien lo vive se siente colmado por el amor de Dios, hasta el punto de olvidarse de sí mismo, en esta, la mejor manera en que el poeta puede expresar algo es aludir al amor humano que todo lector conoce. Así, la sensualidad se convierte en un poderoso símbolo que evoca, mejor que ningún otro, el goce inenarrable del ser humano que ha entrado en comunión con lo más sagrado.
Sufí
Dentro del camino Sufí se busca llegar a Dios por medio del amor (una figura parecida a 1 Juan 4:7) Partiendo de la idea de que Dios (o “el amado” como se le refiere en esta tradición) es invisible y sin una forma física, el hombre debe buscar eliminar el amor que se tiene a lo terrenal e ilusorio (Ishq-e-Majazi) para trasmutar el amor en amor de Dios (Isqh-e-Haqiqi) que es perfecto el diario místico sufí se puede resumir en: Dios es la belleza y bondad absoluta. Es en la naturaleza de la belleza donde se manifiesta, y donde se le admira, pues lo bello es creación perfecta de él.
que aunque se sentirlo tanto,
aun yo misma no lo siento.
Es amor, pero es amor
que faltándole lo ciego,
los ojos que tiene son
para darle más tormento.
que causa el pesar, que veo,
que siendo el término el bien
todo el dolor es el medio.
este cariño que tengo
¿por qué me han de dar castigo
porque pago lo que debo?
cariños he visto tiernos!
que amor que se tiene en Dios
es calidad sin opuestos.
hacer contrarios conceptos
con que es amor que al olvido
no puede vivir expuesto.
que he querido en otro tiempo
lo que pasó de locura
y lo que excedió de extremo.
y de contrarios compuesto,
fue fácil desvanecerse
de achaque de su ser mesmo.
tan en su natural centro,
que la virtud y razón
son quien aviva su incendio.
que si es así ¿por qué peno?
Más mi corazón ansioso dirá
que por eso mesmo.
adonde el más puro afecto
aun no sabe desnudarse
del natural sentimiento!
que a ser amados tenemos,
que aun sabiendo que no sirve
nunca dejarla sabemos.
nada añade, mas no puedo
por más que lo solicito
dejar yo de apetecerlo.
si es culpa, ya lo confieso,
mas no puedo arrepentirme
por más que hacerlo pretendo.
lo interior de mis secretos
que yo misma estoy formando
los dolores que padezco.
verdugo de mis deseos,
pues muertos entre mis ansias,
tienen sepulcro en mi pecho.
a manos de la cosa que más quiero,
y el motivo de matarme
es el amor que le tengo.
la vida con el veneno,
la misma muerte que vivo,
es la vida con que muero.
porque en tan dulce tormento,
en medio de cualquier suerte
no dejar de amar protesto.
Si te adoro por esperanza del Paraíso, impídeme alcanzar sus puertas.
Pero si te adoro Sólo por tí mismo, otórgame entonces La belleza de tu Rostro.
RABI'A AL-'ADAWIYYA
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Soneto a Cristo crucificado (fragmento)
que, aunque no hubiera Cielo, yo te amara,
y, aunque no hubiera Infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Fray Miguel de Guevara
Texto por eeriernst.
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