martes, 31 de enero de 2023

‘45. Por Alejandro Monterroso


Existe una historia olvidada por Dios

Que cuenta el destino del último bastión

Que no cedió al hambre y la sed,

Pues su pilar no era otro que la fe.


El último destello de civilización

Que ardió al compás de una canción

Maldita y condenada por hombres

Privados de humanidad, mediocres.


Toda su pólvora, plomo y rencor

No bastaron para doblegar el honor

De aquellos que alegres se inmolaban

Al antiguo y sagrado altar del alba.


Héroes penetrados por terrible dolor,

Cayendo bajo el fuego lunar de perdición,

Bañaron con su sangre la templada tierra

Para evitar la conquista de la bestia.


Ellos no conocían la capitulación

Pues son inmortales los hijos del Sol.

El acero que destrozaba sus cuerpos

Concretó el sacrificio que los hizo eternos.


Veían más allá de la materia y la razón

Un olvidado ideal, un valor superior.

Sus venas pintaron las flores del porvenir

Cuando todo lo marchito tendrá que morir.


El espíritu manifestado en férrea acción.

La nobleza convertida en la más alta pasión.

De su derrota nació su eterna victoria,

Pues sólo en la fidelidad existe la gloria.

Alejandro Monterroso

jueves, 19 de enero de 2023

¿Por qué leer a Houellebecq? El radical inhumanismo y la posibilidad de una isla. Por Hagen Negro

Hablando de la muerte, salvamos algo de nosotros mismos, y, sin embargo, algo se extingue en el ser.

E. Cioran

Charles Maurras, escritor, periodista y filósofo francés del siglo XX, célebre por fundar Acción Francesa y ser uno de los ideólogos nacionalistas e integralistas más influyentes del Siglo XX, argumento en su obra “Mis ideas políticas” (1937) que la desigualdad y tradición eran benéficas para la sociedad, porque bajo la lógica familiar, el hijo recibe gratuitamente todo lo necesario para sobrevivir, por su condición de inferior, incluso, llega a ser mantenido toda una vida y bebe de la herencia tradicional de su entorno.

Maurras veía en dicha estructura tradicional un socialismo basado en el amor comunitario, contrario al frío bolchevismo y al egoísta capitalismo liberal. Es obvio, que hoy en día toda idea familiar no solo no es posible, como no es posible ver el fin del capitalismo, y por ende, es imposible el amor.

Ya en el siglo XXI, uno de sus compatriotas, negaría toda humanidad, en sus escritos, ya sea por extraer la belleza en la miseria, ya sea como protesta; Michel Houellebecq, es un escritor francés polémico, que bajo el contexto como literato, sus temas tienen un mismo punto: la destrucción del mundo moderno, que por moderno, liberal, que por liberal (y esto es parte de la perspectiva del texto) humano…

En el poema “Última muralla contra el liberalismo” niega toda utilidad de a ideología, hoy imperante. Acude a muchas tradiciones conservadoras y lo tacha de antiético, pero su crítica va más hacia el lado de ser un producto meramente humano. Es curiosa su apelación al Viejo Régimen y el mundo medieval-campesino. Pero, Houellebecq no es para nada un conservador, enemigo de la progresía, es tachado de machista, xenófobo, racista, islamófobo, incluso fascista, pero no es para nada eso. Insistimos, está más cerca del anarquismo de Céline que del propio Maurras. Pero, en alguna entrevista, afirmo ser un escritor católico, pues su tema es “un mundo sin dios”. En suma. Su tema es la conocida fórmula del liberalismo=modernidad=nihilismo que Nietzsche resumió en la muerte de dios.

Pero, Houellebecq no se dedica hacer filosofía, al menos no de forma técnica, sino de una forma más orgánica, contando historias y relatos. Y aun haciendo caso a sus ensayos sobre Lovecraft… el punto fino de la literatura no es el realismo, sino la ficción y fantasía… no es imposible ver las connotaciones sociológicas más importantes del siglo XXI. El libro que comentaré brevemente es el que contiene ideas poshumanistas y de corte aceleracionista.

Michel Houellebecq en la “Posibilidad de una isla” narra la vida de Daniel, un comediante que sufre un desencanto de su vida en plena modernidad, reflexiona sobre la radicalidad del orden liberal, y ve por ejemplo como le desesperan las risas de su propia audiencia. Sufre una crisis por envejecimiento, no le sirve de nada su carrera y éxito económico, pero sobre todo, sufre por la falta de amor.

Daniel se abandona a su primera mujer e hijo, previendo el tono antihumanista de la obra, por ejemplo de esto, más adelante reflexiona la socialización con: “La humanidad, como todas las especies sociales, se había constituido sobre la prohibición del asesinato dentro del grupo, y más en general sobre la limitación del nivel de violencia aceptable en la resolución de los conflictos interindividuales, ese era el verdadero contenido de civilización… El asesinato de un perro me habría impresionado tanto como el de un hombre y tal vez hasta más”

Y de hecho, el perro del protagonista, es el único personaje del que Daniel parece sentir una correspondencia de amor. El tono de la posibilidad de amar sin ser amado en la época liberal, es la que Houellebecq utiliza para narrar las causas de las caídas sociales, hacía, tal vez, el totalitarismo, una vez más sentencia:

“Es triste el naufragio de una civilización, es triste ver como se hunden las mejores inteligencias; empiezas por sentirte un poco incómodo en tu vida, y acabas por aspirar al establecimiento de una república islámica”

Por este tipo de comentarios es por lo que se le acusa a Houellebecq de reaccionario, de igual forma literariamente se le critica de contar siempre la misma historia ácida sobre la modernidad, pues en realidad, si es cierto, cuenta la misma historia; porque es la nuestra y no difiere mucho entre protagonistas, el sujeto cansado de su propio andar vital, tal vez el último hombre de la modernidad, “soy el Zaratustra de las clases medias” vaticina.

Por ejemplo, el pasaje anterior, alusivo al orden islámico tradicional, es otro tema de una de sus obras “Sumisión” y de hecho la incapacidad sexual también forma parte de la obra “Plataforma” y sobre todo en su primera novela “Ampliación del campo de batalla” y a su vez, la muerte, obsolescencia forma parte de “El Mapa y el territorio” y ni hablar del antimodernismo y su romántico apocalipsis en su última novela a la fecha “Aniquilación” si, Houellebecq toca la misma historia, pero de diferentes aristas, amén de un Houellebecqverso

En fin, las añoranzas de un pasado desde el futuro para recobrar esa genuina humanidad y amor, lo ponen en el campo de la Neoreaccion, aunque debería claramente ser apolítico, el fantasma del efecto celiniano se alza sobre la mediocridad moderna. En la obra, menciona que los valores del amor, de fuerza, juventud y belleza son “lamentablemente” los mismos que los del nazismo. Pero el amor ideal es imposible, para Houellebecq, el amor está más cerca del holocausto que de un estado de eternidad:

“No había amor en la libertad individual, en la independencia, era pura y simplemente mentira, y una de las más burdas que se pueden imaginar: solo hay amor en el deseo de aniquilación, de fusión, de desaparición individual, en una especie, como se decía antaño, de sentimiento oceánico, en algo que de todas maneras, al menos en un futuro próximo estaba condenado”

El neoreaccionarismo landiano reza un inhumanismo experimental, de la siguiente forma: “... Todo el desarrollo natural y cultural de la tierra como efectos secundarios de la evolución de la muerte, porque solo en la muerte, la vida se convierte en un eco del sol, al darse cuenta de su destino inevitable: la pura perdida.” Es decir, solo en la muerte hay vida, solo en la muerte hay luz, luz del sol, parte de las conclusiones de la obra landiana, curiosamente su obra principal donde recoge dichas ideas se titula “Sed de Aniquilación”.

En un mundo de vida eterna, sin muerte, el nihilismo absoluto mataría lo humano en sí mismo. Houellebecq escribe: “No es el hastío lo que pone fin al amor, o mejor, ese hastío nace de la impaciencia, de la impaciencia de los cuerpos que se saben condenadas y querían vivir…” Desde ese punto de vista, incluso el placer y la transgresión debe ser totalmente utilitaria, o al menos, con una función más allá de la producción de vida estúpida:

“… el único proyecto de la humanidad es reproducirse, continuar la especie. Por obvio que sea que se trata de un objetivo insignificante, lo persigue con un encarnizamiento atroz. Por mucho que los hombres sean desgraciados, se oponen con todas sus fuerzas a lo que podría cambiar su suerte; quieren hijos, hijos semejantes a ellos, para cavar su propia tumba y perpetuar sus condiciones de su desdicha. Si se les propone un cambio, un camino distinto, hay que esperar unas reacciones de rechazo feroces…”

¿Acaso ese es el único fin de la humanidad? Todo se agota en razón o espíritu, como si estuviéramos luchando sin fin ante dos conceptos, Michel, establece también al final de la novela, un final, por lo menos, aceleracionista.

El relato de Daniel, es leído por su clon número 25 en el futuro. Un futuro distópico, donde esta raza de clones mejorados genéticamente, altamente racionales, llamados neohumanos, tomaron el control de la identidad humana, pero, viven conectados a la red, sin que exista la sociedad en sí.

Los neohumanos, pasan clonándose y traspasando información de unos a otros. Todo esto, surgió con el proyecto de inmortalidad. En fin, que el clon número 25, se dispone abandonar la conexión y aventurarse al mundo salvaje.

Al final, de la destrucción de la raza humana hay un regreso a los orígenes, y así, y tal vez solo así, seamos vitalistas al fin de cuentas. En el sentido mítico de la obra, el romanticismo nihilista de Houellebecq, el cual prevé el inicio de nuestra inhumanidad como la última esperanza de recuperar un sentido, el que sea que fuere, al menos nos muestra la posibilidad de una isla.

“… seguramente el amor, igual que la piedad, según Nietzsche, nunca había sido otra cosa, que una ficción inventada por los débiles para culpabilizar a los fuertes, para imponer límites a su libertad y su ferocidad naturales. Las mujeres habían sido débiles, en especial a la hora de parir, en sus comienzos necesitaban vivir bajo la tutela de un protector poderoso, y a tal efecto habían inventado el amor, pero en la actualidad se habían renunciado tanto a inspirar como en experimentar un sentimiento que ya no tenía ninguna justificación concreta. El proyecto milenario masculino, perfectamente expresado en nuestra época por las películas pornográficas, consistente en despojar la sexualidad de toda connotación afectiva para devolverla al campo de la pura diversión, había conseguido realizarse por fin en esta generación…

Hagen Negro

martes, 17 de enero de 2023

Tempestismo ¿Derecha o izquierda? Por Max Vindex

Hace dos años nació la vanguardia tempestista, ha despertado el odio y rechazo de colectivos de derecha y otros que se asumen de tercera posición (en su mayoría son simplemente de derecha), que nos han acusado de satanistas, nazbols, comunistas y hasta ser un tipo de disidencia controlada a infiltrados (como si nos pagaran), por otra parte hay muy pocas críticas por parte de la izquierda indefinida pero las pocas que han llegado nos han acusado como siempre de ser simple y llanamente fascistas.

Pero ¿A qué posición pertenece el tempestismo? ¿A la derecha o a la izquierda? En este artículo vamos a responder a su pregunta.

Dejemos en claro primero que el concepto de tercera posición es un concepto ya anacrónico, no existe una tercera posición, esta idea surgió con los fascismos y posteriormente fue el general Perón quien definió su política como tercera posición, frente a Estados Unidos y la Unión Soviética.

En tiempos de la guerra fría surge la tercera posición como una alternativa política a los dos sistemas imperantes—el liberalismo yanqui y el comunismo soviético—pero entonces llegan el final de los ochenta, la Unión Soviética es desmantelada, poniendo fin a la guerra fría y dejando al capitalismo yanqui como vencedor de la contienda.

Desde entonces Rusia para a ser una sucursal yanqui, con Gorvachov a la cabeza, un presidente que cambio la soberanía nacional a cambio de aparecer en comerciales de Pizza Hut. La hambruna, la precariedad laboral, entre otros males azotan a la nación rusa, la década de los noventa es recordada como una de las peores por parte del pueblo ruso.

La caída de la Unión Soviética, pone fin al mundo bipolar y empieza el mundo unipolar de los Estados Unidos, el liberalismo queda entonces como única ideología predominante.

Bien entonces después de esta breve clase de historia, queda demostrado que siendo este un mundo unipolar, con la ideología americana dominante, no hay existe algo como una tercera posición.

Ahora respondamos nuestra pregunta ¿Es el tempestismo una ideología de izquierda o de derecha? Es un movimiento de izquierda.

Antes de que vengan a llamarnos chairos, rojos o comunistas (lo harán de todas formas), vamos a remontarnos a la revolución francesa y la Ilustración, para entender estos términos.

El concepto izquierda-derecha nació a partir de la revolución, la derecha representaba al Antiguo Régimen, es decir la monarquía, mientras que la izquierda representaba a los revolucionarios y sus ideas.

Los tradicionalistas de diferentes corrientes que van desde los católicos, musulmanes y evolianos, acusan a la revolución de ser el germen de la izquierda y con el nacimiento del nacionalismo, el comunismo y el fascismo, es decir ideologías modernas.

La Derecha en su concepción original como defensores del Antiguo Régimen, siempre abogaron por la legitimidad de la monarquía y la iglesia, mientras combatían las ideas que fueran revolucionarias.

Entonces la derecha seria el orden dominante, mientras que la izquierda seria toda revolución popular y nacionalista.

Con esta base podemos decir que el Orden Unipolar actual es la derecha, este es sostenido por los banqueros, los partidos, las organizaciones internacionales, pero también los representantes del Antiguo Régimen: La monarquía y la iglesia.

Si alguien podía argumentar que este razonamiento es equivoco, pues el liberalismo surgió con las ideas de la Ilustración, pero eso no importa, es la ideología liberal el régimen que impera sobre los pueblos en la actualidad.

La izquierda es el enemigo abierto de este mundo unipolar, son los movimientos nacional revolucionarios, nazbols, populistas y multipolares, no importa con que definición se declaren. Ellos están del lado izquierdo de la historia.

Es por eso que el tempestismo está del lado izquierdo propiamente, nuestro combate es contra el actual régimen unipolar, nuestro objetivo es llevar la revolución multipolar y la creación de un Nuevo Orden revolucionario y pagano en México.

Ahora para aclarar términos, lo que nosotros conocemos como izquierda en nuestros países en la actualidad no es una izquierda nacional, sino lo que políticamente se conoce como izquierda indefinida, esta izquierda es una oposición creada por la ideología yanqui, no tienen patria, ni lucha obrera, exportan ideas del mundo anglo a los otros países para contaminar cualquier posición política, la izquierda indefinida apoyada por grandes corporaciones y hasta gobiernos títeres, no busca destruir el régimen sino perpetuarlo con una falsa alternativa.

Hace poco surgió en España el Movimiento Pueblo de la mano de Juan Antonio Llopart, lo que más causo conmoción (sobre todo en los sectores derechistas) es que el Movimiento Pueblo se define como izquierda nacional, esto tiene total sentido porque lucha políticamente contra el régimen liberal de su país.

Si ves las críticas que los defensores del régimen liberal hacen a los representantes del mundo multipolar como Rusia, Bielorrusia y China, veras que siempre se les acusa de comunistas o de ser izquierdistas, lo mismo que sus partidarios (Rusia no es comunista obviamente, ni Putin ni Dugin son comunistas ni buscan restaurar el comunismo, pero sus detractores son idiotas y no lo van a entender). Entonces la multipolaridad es la enemiga del régimen unipolar, por lo tanto, lo que sería la izquierda.

El tempestismo forma parte de esta lucha por lo multipolar, nuestro propósito como el de nuestros aliados, es la soberanía de América Latina y la desintegración del imperio yanqui. En el tempestismo se encuentra el camino a la transgresión de cualquier dogma y norma, del arte y la política. La transgresión es revolución.

Por supuesto el tempestismo al ser un movimiento sin líderes, ni dogmas establecidos y que pregona la voluntad del individuo, no todos se llamaran de izquierda, algunos se proclamaran de tercera posición y otros de derecha posiblemente, eso no importa, pues al ser un movimiento revolucionario está en el camino izquierdo.

Debemos arrebatar el nombre de izquierda a los globalistas y hacerla nuestra, tal como hizo el Movimiento Pueblo y como han hecho nuestros amigos crisolistas en Perú y el Circulo Patriótico de Chile.

Nuestra lucha es popular y soberana, nuestra proclama es que el pueblo se levante y se convierta en Tempestad.

El mundo multipolar vendrá después de que la Tempestad barra con todo el régimen liberal y sus aliados.

Max Vindex