El sabbath de las brujas. Francisco de Goya. S. XVIII
Los elementos de la naturaleza,
Sólidos, eternos y finos,
Siempre jóvenes y aún antiguos,
No pierden su primigenia realeza.
¿Qué le importa a lo que es eterno
Si las coyunturas lo rechazan?
¿Acaso dañan las ideas profanas
Su rostro noble, firme y sereno?
Efímeros impulsos y deseos
Separan al hombre de la divinidad.
Caprichos le dotan de perversidad
Y vienen y van sus leves anhelos.
Con orgullo rechaza a los dioses
Y obstinado degenera su espíritu.
Los bosques de musas, recinto íntimo,
El hombre destruye con sus visiones.
Mas con esto no destruye el mundo
Ni sus reglas y ciclos eternos.
Se destruye a sí mismo, ¡necio!
Y despeja así el camino al infierno.
Alejandro Monterroso
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