miércoles, 21 de septiembre de 2022

Por la restauración de un culto solar y pagano en México. Por Max Vindex

Celebramos estos días el así llamado mes de la patria, la gesta de independencia que, con sus aciertos y errores, se construyó este país. 

Nos liberamos de un imperio en decadencia, sostenido por su iglesia y reyes inútiles, pero no de la religión que aquí impusieron, ni de su iglesia, ese parasito sin patria que es un virus que se alimenta de repúblicas, imperios y pueblos. 

Al mexicano le arrebataron sus dioses, quemaron sus códices, derribaron sus templos y de esa forma mataron su identidad, imponiendo un dios parasito llamado Jehová, un rabino crucificado y una virgen morena para que se identificaran con ella. 

Pero los antiguos dioses nunca se fueron, el culto a los santos populares es una forma de paganismo encubierto que el pueblo práctico, en ese sentido el culto a la Santa Muerte es una forma de resistencia pagana. 

Por eso la iglesia la odia y ha tratado de destruirla, por diferentes métodos, pero no lo han logrado, porque es un culto del pueblo. 

La conquista espiritual aun continua en México, se le rinde devoción al dios del invasor y se reza a santos como Santiago Matamoros (o Mataindios, adaptado a nuestro país), el santo patrono de España, cada vez que alguien de origen indígena le reza a este santo, esta perpetuando su propia esclavitud. 

Plutarco Elías Calles trató de expulsar definitivamente el cristianismo de México, el Vaticano a través de sus curas, incitaron a los estratos más bajos del pueblo a rebelarse, iniciando la Guerra Cristera que cobró las vidas de muchos mexicanos, así como destrucción de gran parte del país. 

Algunos argumentarán que el catolicismo está desapareciendo de México, esto no es para celebrarse, porque está siendo sustituido por un ateísmo o peor aún por modas pseudo espirituales derivadas del new age, en ambos casos son dos aberraciones de Occidente. 

La independencia espiritual debe ser el resurgimiento de Quetzalcóatl como símbolo unificador de los diferentes pueblos de México. 

La sangre no es nada sin el espíritu, los dioses permanecerán dormidos mientras los mejores de nuestra raza continúen olvidándolos, en pos del crucificado o el reiki que tanto leen las doñas burguesas de Santa Fe. 

El paganismo consiste en plasmar en dioses y diosas la fuerza arquetípica de un pueblo, la sangre tiene memoria, es el lugar donde reposan nuestros mitos. 

Por eso nuestra independencia espiritual debe ser pagana, porque es una independencia de la sangre y el espíritu, teniendo a Quetzalcóatl como estandarte imperial. 

Si Quetzalcóatl fue un rey vikingo, un mago hiperbóreo o fue el mismo Odinn, eso no nos importa, él es nuestro, el somos nosotros. 

Tal vez la razón por las abruptas caídas de los dos imperios mexicanos, fue porque no tenían un culto solar, el catolicismo fue insuficiente para sostenerlos, todo imperio en la edad antigua tuvo un culto solar predominante, teniendo como ejemplos el romano, el arsácida, el kushán y el Han. 

Si los imperios católicos como el Sacro Imperio Romano Germánico y el imperio español tuvieron poderío fue por la usurpación de los símbolos solares del mundo paganos. 

Ejemplos más modernos tenemos a China que nunca ha perdido su voluntad de imperio y si hoy China es la potencia del futuro, es porque mantiene viva su tradición como un continuador de la antigua civilización y basada en las enseñanzas de Confucio.  

Cuando el emperador Juliano combatió el cristianismo, propuso una corriente que el fundo llamada Camino de Helios, por el dios solar, su intención fue restaurar el culto solar imperial, pero como sabemos murió muy pronto de forma cobarde y abrupta. 

Entonces nuestro paganismo debe ser el Camino de Quetzalcóatl, como forma de restaurar el culto solar imperial en México. 

El nacionalismo cívico, el nacional catolicismo no son más que formas modernas, ninguna va a engendrar una voluntad de imperio en el pueblo mexicano, solo el despertar de la memoria de sangre podrá alzar los templos derribados, el ansia de guerra y conquista del pueblo mexicano. 

Por eso Quetzalcóatl es el Jefe espiritual de todos los pueblos que componen México, algunos con una fuerte herencia hispánica, otros más cercanos a su tradición indígena, pero todos tienen esa voluntad imperial representada en la Serpiente Emplumada. 

Quetzalcóatl regresara al lado de nuestros dioses, armado con su macuahuitl derribara las catedrales góticas erigidas sobre antiguos templos, los modernos rascacielos y sobre nuestros opresores. La furia del pueblo que vendrá. 

Max Vindex  

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