Para el desarrollo de esta minificción me inspiré en ideas de Stirner y Nietzsche (más que nada de este último).
Consideren esto como una interpretación personal del superhombre.
En un hogar de buenos deseos nació un ser sensible; con una atracción latente por lo chusco, pero anteponiendo la prudencia. Cosa que falló una vez… la primera y última.
Se acercó a lo árido, bajo la luna, sin un refugio cerca, contaba solamente con sus ansias de explorar. Renegar su inocencia resultó trágico, una fiera no se molestó en devorarlo.
Entornos hostiles y ásperos, crueldad visible desde el horizonte, el depredador: una criatura inigualable, impulsiva, engañosa.
La fiera, durante un atardecer, observó atónito a una flor marchitándose, recordando una experiencia tétrica. Un cazador se aproximó, sujetó su escopeta y disparó fríamente. El varón sonrió como nunca antes, contradiciendo su aspecto sombrío.
Antes de desvanecerse, dijo un pensamiento en voz alta:
El hombre, el sí-mismo, no es presa.
El hombre domina a la bestia.
¿Qué o quién domina al hombre?
-Máximo Heilner
Está muy bien y acertado, básicamente ese hombre, ese superhombre, es un marcado por Caín, piénsese en eso cuando a uno le llamen peculiar o raro...
ResponderBorrar